Monday, November 30, 2009

Servicio Postal


No tengo nada que decir. Nada audible.

Y ahora que lo pienso, tampoco nada razonable.


...pero un extraño impulso mueve misteriosamente mis dedos
y obligados garabatean un especie de mensaje para alguien...

Un mensaje que hasta ésta última línea ni yo he podido identificar.


Hay un "alguien", un receptor en mente, sí.
Lo veo bien y mejor lo borro con un click.


Intento imaginarme otro.
Y sin lograr configurarlo se desvanece...


¡Un extraño virus yace en mi mente!


Aquél primer receptor ha vuelto.
Y yo lo he vuelto a borrar con uno y mil clicks


Sigue ahí


¡Necesito un antivirus!
¿O será que necesito decirle algo?

...

No. No tengo nada que decir. Nada audible y tampoco nada razonable.
¿Por qué sigo escribiendo, entonces??

El extraño impulso y el receptor en mente siguen ahí. Me obligan.

Bien, lo intentaré.

Querido receptor, por causa de un extraño virus en mi psique envío este mensaje sin ningín contenido audible ni razonable. No tengo nada que decir.
Si te tuviera en frente no te hablaría, es la verdad; pues no tengo nada que decir, nada audible ni razonable.

Si te tuviera en frente...

(Si te tuviera enfrente me avalanzaría sobre tí para rodearte con mis brazos. Te robaría el olor del cuello con la delincuencia de mi nariz. Condenaría tu piel a la suavidad de mi eterno impulso tactil. Y luego habiendo suspendido nuestros tiempos; hurtaría el aliento de tu boca, sigilosamente para convencer a tus labios resguardar sus palabras en el silencio de mis labios...

Ahí, hasta que un discurso posterior tuyo me embarazara de palabras; daría a luz algún sonido, un mensaje, quiza. Uno audible y razonable. El desierto se poblaría de mensajes)

Pero ahora no tengo nada que decir; nada audible, nada razonable. No hay mensaje querido "receptor".


Atenta y sinceramente: un emisor mentirosamente silencioso.





No comments: