Monday, July 23, 2012

Iniquidad de Dios (Por no darme la buena redacción que necesito)

Despertó de nuevo en una habitación que no era la suya. Que no era de nadie. Que era como de todos por que olía a mucho, pero no a propiedad. Eran las 13 horas con 40 minutos. Había una Lap top. a su lado, un par de aretes coloridos encima del aparato y una botella de vino vacía debajo de la cama. Recordó que hacía un par de horas estaba en otro lado queriendo estar en otro, a lado de alguien más que no era ni el de a lado ni el de enfrente que la veían con ganas de devorarla, de apresarla, de mitigarla después , de aplastarla y olvidarla  o de tocarla siquiera. Recordó también que había mandado mensajes idiotas a personas idiotas en circunstancias idiotas por sensibilismos idiotas. No, personas idiotas no. Recordó idiotamente, sólo eso.
Alguien tocaba a la puerta, gritó su nombre y preguntó si estaba sola. Inmediatamente con pánico buscó a su alrededor para comprobar que en efecto estuviera sola. Luego de amanecer durante un mes en cuatro ocasiones a lado de un hombre altivo de espíritu y de agachados hombros, le asustó la idea de amanecer a lado de alguien más (comenzaba a sentir demasiado, demasiado algo por alguien que ya se había tomado sus respectivas cápsulas de anti-enamoramiento para no sufrir por ella ni por nadie; comenzaba ella a sentir cariño, ¿enamoramiento quizá? por el hombre altivo de espíritu y de agachados hombros).
Cuando salió a ver quien era ya se había ido la persona chismosa en la puerta que se preguntaba si aquella mujer estaba sola o había dormido con alguien. La mujer sola, cruda, que no había dormido con alguien y que sentía cariño, ¿enamoramiento quiza? buscó sus botas cafés, las únicas que no la habían dejado sola en momentos de lluvia melancólica... sus botas que ¡¡ya no estaban!! buscó y buscó en ese cuarto que hacía unos meses pertenecía a una flaca y pálida mujer que sufre narcolepsia y que ahora pertenece a un hombre lleno de tatuajes y perforaciones; buscó y buscó y nada. Había en cambio unos tenis blancos de mujer que no eran de ella (ni del hombre lleno de tatuajes y perforaciones que en estos momentos se encontraba grabando escenas como extra para una mala película de algún Cuarón)  pero en el que cabían bien sus fríos pies de calcetitas moradas. Se los puso, para recordar inmediatamente que sus botas cafés, las únicas que no la habían dejado sola en momentos de lluvia melancólica, estaban fuera, rotas y frías. Caminó a buscarlas pero antes de salir del cuarto, observó el curioso desorden de ese lugar, había una pequeña biblia, trozos de papel fomi (o como se escriba) y marihuana expuesta en una máquina de coser. No pudo portarse decentemente sabiendo que llevaba un par se semanas, quizá más, consumiendo marihuana que le sabía bien porque no la había comprado ella . Porque ella en toda su vida de drogadicta, nunca ha comprado, ni robado droga alguna, es más ni la pide. Ella asegura que algún hada mágica ronda por su lado y le pone la droga en sus manos. Hurtó la marihuana del hombre lleno de tatuajes y perforaciones que se encontraba ausente por encontrarse presente en un set grabando escenas como extra para una mala película de algún Cuarón. No la hurtó la marihuana, quise decir que hurtó de la marihuana un poco, no se enojará, supuso. Ahora ella por primera vez había hecho la tarea de aquella hada mágica , que asegura le pone la marihuana en sus manos de forma inexplicable.


Salió del cuarto que antes pertenecía a la chica flaca y pálida que sufre narcolepsia pero que ahora pertenece al hombre lleno de tatuajes y perforaciones; y que, sin embargo, ahora mismo era una habitación que no era de nadie, que era como de todos por que olía a mucho, pero no a propiedad. En el cuarto siguiente estaban sus botas, esas que eran las únicas que no la dejaban sola en tiempos de lluvia melancólica, estaban abandonadas y según ella recordaba, estaban rotas. Las tomó ridículamente entre sus brazos cual gato moribundo y con desaire buscó el sierre en el piso que había terminado por romperse anoche, pero con asombro descubrió que sus botas, las dos, estaban reaparadas.
 ¿Quien había sido? el hada mágica que le pone la droga en sus manos de manera inexplicable, no. Ya había hecho suficiente por ella al dejar hurtar de la marihuana del hombre lleno de tatuajes y perforaciones, él tampoco pudo haber sido, sólo llego a dejar sus cosas a las 5 de la mañana y se fue a las 5:30, no sin antes decirle a la mujer sola y en ese momento borracha, que si no se iba a acostar le daría hipotermia, la mujer sola, que mandaba mensaje idiotas a personas idiotas en circunstancias idiotas por sensibilismos idiotas, no, personas idiotas no; recordó que casi golpea al hombre que llegó a las 5 de la mañana y se fué a las 5:30 cuando la tocó para ofrecerle su habitación, esa que es como de todos. El hombre de tatuajes y perforaciones muchas y sólo río y le dijo que ya se iba, que ya todos estaban dormidos y que la habitación esa que era como de nadie y de todos estaba libre para que no muriera de frío. Ese hombre, pues, no pudo ser quien había reparado sus botas cafés, miró al fondo de la sala y recordó que ahí había un cuerpecillo de una mujercilla que la miraba mucho una noche anterior, que le sacó un par de fotografías sin preguntarle su nombre antes. La mujercita de cabello quebrado y mirada tímidamente risueña le había compartido música la noche anterior, diciendo, por lo que has puesto sé que te va a gustar. Sin conocerla, la conocía muy bien,  bowie, lykke li, patti smith, pixies, mando diao, bily idol y natalia... esa mezcla rara. sólo podía venir de alguna de sus amistades imaginarias.... ya me cansé de teclear... pero tal vez vuelva a terminar la historia de la mujer que amaneció nuevamente en una habitación que no era la suya, que no era de nadie. Que era como de todos por que olía a mucho, pero no a propiedad.. a corregir dedazos y faltas de ortografía pero no corregiré mucho de redacción ya que Dios no me dió la habilidad de redactar bien pero me dió la desfachatés de querer decir mucho

Wednesday, March 14, 2012

hoy me quedaré escondida en casa



Hoy es un día de esos en que se suman todas las líneas de mi fragilidad innegable,
uno de esos días en que las horas se ensanchan interminablemente
para hacerme notar que alguien al dibujarme lo hizo mal.

Que soy un dibujo mal trazado sobre papel delgado a punto de romperse.


Hoy soy el débil deseo de alguien que un día me inventé y que ya no existe más.


Hoy soy apenas un murmullo entre la locura de un mundo que jamás calla,
el punto mal puesto en una frase trillada de un hombre ya muerto.


Hoy podría desaparecer con el más mínimo soplo del viento,
y hacerlo con la certeza de que jamás nada pasó.


Hoy, que me siento irremediablemente frágil,
no habrá nadie para tomar mi mano de papel
si tropiezo y quiebro mis huesos de cristal.

Así que hoy, me quedo en casa.


Saturday, February 11, 2012

Del presente hasta el olvido


Te perdí como a las llaves de mi casa, como mi último teléfono móvil.
Te he perdido como se pierden esas cosa que uno no quisiera perder pero que, invariablemente, bajo mi propiedad se pierden como se pierden las fuerzas al término de una larga jornada, como se pierden los dientes de leche en la infancia, como se pierde la inocencia en cierta etapa de la vida, como se pierde el color de la ropa con los años del tiempo, como se pierde la memoria de una emoción añeja por falta de experiencia.
Te he perdido.
Te he perdido y quizá me produce placer, porque ahora puedo saber que no eras mío ni yo tuya.
Te he perdido.
Lo supe hoy, cuando te ví y sentí frente a mí. Te busqué dentro y ya no estabas. De verdad ya no estabas. Sólo dejaste pequeñas huellas de color que prefiero no seguir para que alguien más te encuentre y seas feliz. Eso quiero para las cosas que se me extravían: que alguien más las encuentre y lo hagan feliz.
No te preocupes estás bien ahí, en el lugar a donde van las cosas perdidas.
Un saludo hasta allá.

Tuesday, January 24, 2012

Pronombres inpersonales

Tu y Yo nos parecemos.

¿Te habías dado cuenta?
Y, no sé si me gusta o disgusta pero Tú y Yo nos parecemos.
Sí, sí; aún te pienso. Y no lo niego, lo seguiré haciendo lo que resta de mi vida.
A menos que muera la memoria emotiva...

No lo haré como la primera vez, no como la segunda vez. Siempre diferente.
Quizá hasta te cambie de nombre algún día, de sitio, de color, de raza, de sexo.

No sé. Quizá ya ni me acuerdo realmente de tí... pero creo que seguiré pensandote

Tu y Yo nos pensaremos.
¿Lo habías pensado?

No, no con la razón, no con el cerebro...