
Soñé otra vez... eso.
Me gustó.
Nunca lo reconocí.
Olor a chocolate y consistencia de miel
El acto de traducir un sueño, el propio, por ejemplo; es un acto impuesto arbitrariamente por la hambrienta razón:
Soñé que una enorme boca me devoraba. No sentí miedo, ni horror.
Sentí la desintegración de mi materia como un suave masaje que terminó por diluirme en una especie de miel. El acto duró un tiempo eterno.
5 comments:
¡sueña sueña! qúe los sueños son la realidad ¡sueña! carajo, ¡sueña!
Como lágrimas en la lluvia . . .
¿otra sorpresa?cajita de Pandora??
pensé q era dificil superar ese talento. Pocas veces he visto transformarse en el escenario a actores, como tú. Pocas también la veces que he vibrado con post blogueros. Bailas, pintas, cantas algo más?
También eres médico o chamán?
Espero que sigas creando Saludos
ATTE: Lugo
Jardineros en el jardín! ¡Qué gran sorpresa!
No sé cuidar muy bien las flores, para qué miento; sólo duermo aquí y cuando despierto hago lo que me es inebitable; apalabrarme...
Hey! gracias por sus visitas
inevitable! :)
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