Al fondo de la calle adoquinada
Los borrachos que gritan no duran mucho,se
derraman como una arteria rota. Los silenciosos
están siempre conversando con dios.
Jaime Sabines
Los borrachos que gritan no duran mucho,se
derraman como una arteria rota. Los silenciosos
están siempre conversando con dios.
Jaime Sabines
Al fondo de la calle adoquinada
hay un jardín perdido,
un jardín sin iglesia colonial.
"La vergüenza del barrio"
como dijera un cuidador del orden.
allí se reunen ciertos seres
que hacen al transeunte apretar el paso
y la vejiga.
Están solos, no ponen pancartas
ni hacen manifestaciones.
No juegan a vivir, Viven
tienen una manera más real
de ver lo que nosostros vemos,
los traseros de las damas, por ejemplo:
los observan desde la banqueta,
perspectiva que nos está vedada.
Se acurrucan entre sí
bajo sus largas capas raídas,
dan un trago al tequila o al alcohol de 96
según les pinte el alba, después lanzan al aire
una sonrisa de monolisos y los perdemos
en la parte más oscura del cerebro.
Son como de otro mundo porque no comen.
La única vez que los oí reir
fue cuando el fotografo quiso sorprenderlos,
ellos contestaron con la V de victoria
y el brillo censurado de sus ojos.
Nadie les habla, oscuros caminan por el barrio,
llegan a su jardín, y cuando se agachan
parecen tórtolas picoteando el pavimento.
Qué bueno que no los buscan
qué bueno que no tienen casa,
estan donde deben estar.
Son gusanitos que se nos meten,
flores que crecen y nadie cuida.
Son el eco de dios en la trinchera.
...................................Silvia Tomasa Rivera
Rompiendo con el velo de ficciones sociales
ellos viven en el abandono de la libertad. De esa libertad que un autonombrado "anarquista" jamás estaría dispuesto a descubrir.
Su mundo me causa una enorme curiosidad...
hay un jardín perdido,
un jardín sin iglesia colonial.
"La vergüenza del barrio"
como dijera un cuidador del orden.
allí se reunen ciertos seres
que hacen al transeunte apretar el paso
y la vejiga.
Están solos, no ponen pancartas
ni hacen manifestaciones.
No juegan a vivir, Viven
tienen una manera más real
de ver lo que nosostros vemos,
los traseros de las damas, por ejemplo:
los observan desde la banqueta,
perspectiva que nos está vedada.
Se acurrucan entre sí
bajo sus largas capas raídas,
dan un trago al tequila o al alcohol de 96
según les pinte el alba, después lanzan al aire
una sonrisa de monolisos y los perdemos
en la parte más oscura del cerebro.
Son como de otro mundo porque no comen.
La única vez que los oí reir
fue cuando el fotografo quiso sorprenderlos,
ellos contestaron con la V de victoria
y el brillo censurado de sus ojos.
Nadie les habla, oscuros caminan por el barrio,
llegan a su jardín, y cuando se agachan
parecen tórtolas picoteando el pavimento.
Qué bueno que no los buscan
qué bueno que no tienen casa,
estan donde deben estar.
Son gusanitos que se nos meten,
flores que crecen y nadie cuida.
Son el eco de dios en la trinchera.
...................................Silvia Tomasa Rivera
Rompiendo con el velo de ficciones sociales
ellos viven en el abandono de la libertad. De esa libertad que un autonombrado "anarquista" jamás estaría dispuesto a descubrir.
Su mundo me causa una enorme curiosidad...
1 comment:
Hola (: hey chido blog
seguire pasando a saludar :] de seguro
cuidate
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