Saturday, March 7, 2009

LLLoly SSSuny DDDodo


Una "gota" derramada en una paleta sabor durazno fue el boleto que me permitiría abordar un cohete; el que me llevaría de regreso a Saturno. Donde los conceptos son insuficientes para comprar una sola idea de la realidad, donde todo se mueve al rítmo de tu respiración y los colores huelen a fruta fresca que puedes escuchar al son de tus acelerados latidos. Sip, dicen que abordo de esta nave los sentidos comulgan en una sola y entera percepción así que uno puede ver la música y escuchar,oler y tocar los colores; y en efecto, así es.

Las 8:40 am. Desperté con algo parecido a la emoción de un niño que conocerá el más grande parque de diversiones. Tenía reservado ese día, en algún rincón de mi cabeza, para dos personas pero las circunstancias, el tiempo y esas cosas que qué se yo, decidieron que era algo que tenía que hacer sólo yo.
Lo hice, luego me dió por pensar que tenía que saberme como una persona muy dueña de sí para haberlo hecho y la verdad es que a veces lo soy, ese día lo era y lo hice.
Llevé esa paleta directo a mis labios, luego mi lengua sigilosamente descubrió el sabor artificial que le había regalado esa "gota"; la saboreé pensando que realmente tenía un día largo y una sóla clase a las 7:00 pm. Pero me gustan las sorpresas y el día realmente era largo.
9:00 am. Moldeaba con infinito asombro
un trozo de plastilina que encontré en el lavabo del baño cuando sin prevenirlo, mi percepción ya estaba absorbiendo una realidad tan concreta pero llena de infinitas posiblilidades que el mundo me parecía uno nuevo a 20 minutos de haber abordado aquél cohete.
Al haber caído en cuenta que ya me encontraba a bordo realizando aquel viaje, decidí salir pronto de mi casa a explorarme a través de ese nuevo mundo.
Antes de hacerlo tomé un baño. El agua se llevó con sigo el lodo y dejó a mi vista (ahí frente al espejo) el dibujo bien trazado del hermoso cuerpo de una mujercita que había decidido batir las alas. Por primera vez toqué mi cuerpo con la más apasionada de las tenuras mientras sonaba “the killing moon” con la dulce voz de Mélanie. El mundo efectivamente estaba siendo absorbido por un percepción distinta a la de siempre.
Accidentalmente antes de salir da casa tuve una plática con mi madre que para ese entonce se había convertido en una niña, nuestra plática divagaba sobre una extraña teoria del color. Todo esto surgido del asombro de aquella niña que veía toda clase de colores reflejados en un CD. Abordo aún de ese cohete la platica fue muy linda y mística. Luego ese extraño artefacto por el que paso antes de salir de casa, me mostraba un reflejo que más bien parecía una caricatura, muy linda, por cierto. Me sonreí y me dije a mi misma “ “T” estás bellisimamente loca”.Salí..de..casa.

Giré mi cabeza hacia arriba y descubrí como el ancho cielo se poblaba de colores que se derramaban como miel en las dilatadas pupilas y goteando agua violatada una nubecilla me perseguió hasta vestirme con un bonito vestido violeta que se pegaba a mi figura llena de sonrisas y miradas de asombro, caminaba pescando pensamientos volátiles que veían salirse de tantas cabecitas que al tiempo, transitaban las mismas calles que yo.
Un hombre en el transpote con sonrisa de joker me ofrecio el asiento y me dijo: “bonito vestido”, “si yo fuera el vestido te diría gracias”, le contesté. Y luego nos reimos.Era un completo desconocido pero tenía una especie de vibra parecida a la del gato de Alicia en el pais de las maravillas y me cayó bien.
A bordo de esa nave todo es tan claro,pensé, la gente con la que me iba cruzando no tenía que hablar para saber lo que pasaba por sus cabezas. En el semblante de aquel hombre podía leerse toda su vida, pero él platicaba de otra muy distinta, yo solo escuchaba. Un misterioso impulso me hizo levantarme del asiento y tocar el timbre para bajarme en mi antigua escuela, le dije adiós al Joker y me bajé. Visité a un muy querido maestro y platicamos sobre la magia del teatro. Fue extraño sin darme cuenta me encontraba ahí hablando con tanta pasión frente a un montón de chicos preparatorianos sobre el Teatro y el arte, el calor de mi cuerpo empezaba a aumentar y con ello mis ganas de seguir hablando. Aquel maestro me dijo:Qué pasión la tuya, ven más seguido a hablar del tema con mis alumnos”. Nunca había hecho eso así que comenzé a pensar que debía calmar un poco mis impulsos y seguir mi camino.

3:30 pm.
Rumbo a mi escuela, y aún a bordo de esa nave, el viento parecía acariciarme la piel y un aletargado sosiego me invadió. Pasé el resto del día leyendo un libro del cual tendría que hacer un ensayo para la clase de las 7 pero repetidas veces me distrje con el viento que hacía parecer que las cosas se movían por voluntad propia, comencé a dibujar y luego a escribir, realmente era tan bella aquella simplicidad de la vida. Ahora el sol que entraba desde una de las ventanas de la biblioteca era ligero y naranja, era mágico ese contraste que lograba verse en mi cuerpo sentado intentando leer “Antígona”. Por un momento Antígona, el sol, las cosas que se veían movese al rítmo del viento que bailaba la música del día, los contrastes y las formas derritiensose a mi vista; lograron una interesante compocisión, un diálogo que parecía hablar de la cadencia viva de todo cuanto se manifiesta en la vida de alguien con las percepciones abiertas al 500 %. Quedaban 20 minutos para que terminara con el ensayo sobre Antígona. Y yo seguía enbriagada por las palabras de Sófocles que seguian dialogando con la ilimitada poesía que podía sentirse en las cosas al rededor.
El telón estaba por cerrarse, el día perfecto había sido puesto en escena. Yo la directora, la actriz, la dramaturga y la espectadora. Tuve que descender de los altos cielos, bajar de la nave y
saber que esa paleta no contienía en su sabor ni su composición todo lo que acababa de experimentar,
ni esa gota derramada en ella. Era yo, con ayuda de una ventana que se abrió gracias a esa gota. En mi cama, sabía que el mundo para siempre se había convertido en otro. Dormí profundamente.
Desperté y una paleta sabor durazno me esperaba.

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