de cuadros y palabrerías

Un pincel grande de cerdas finas,
otro pero más pequeño,
un bastidor de tela y cinco viejos tubos de oleo:
blanco, amarillo ocre, verde olivo, azul turquesa y el importantísimo representante de la ausencia, el negro, por supuesto.
Un acelerado impulso vomitivo, un alma atormentada,
imágenes rotas y palabrería descosida.
Para el adereso una especie de psicosis inteligentemente controlada con sensibilismos que se toma en capsulas matutinas (y de preferencia los fines de semana).
Habilidad en las caricias es muy importante, ajá esto es, hablidad en aquellas extremidades que le dan al cuerpo un aire a arbol.
Habilidad sigilosa en esas ramitas, en cada dedo la descarga energética al exterior del cuerpo, una nota musical.

shhhhhhhhh
silencio
una tela en blanco está a punto de contar una historia sin narración
y si ocurre de manera exitosa también sin un discurso (racional).
Una tela en blanco está a punto de abrirse como una ventana que da al otro mundo.
Pronto una explosión hará salirse el alma por esas ramitas
que seguramente son maestas en caricias;
pronto el bastidor de tela en blanco abrirá paso a la proyección de un mundo
cargado de dolor, felicidad, nostalgia, euforia,
ternura, amor, compasión, odio, melancolía, sorpresa
y de otras cosas que aún no se apalabran.

Veía prepararse en unos pocos minutos a ese pintor que me pareció conocer de años,
sentí por un momentos que quizá hasta de siglos.
No me ha visto, tal vez ni me conozca, ni yo a él.
Tal vez ni exista y yo lo esté inventando para rellenar esto de palabrerías,
como un cuadro en blanco que no tengo
y en lugar de oleos y pinceles reúno las indóciles palabras y tecleo.
Lo cual me pone a pensar... ¿por qué demonios sigo escribiendo en esta cosa? ¿Por qué sigo teniendo un espacio virtual como este?
abril 5 ...